Estrella

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Preguntas preguntosas mías de mí.

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Cuando yo tenía la inocente y hermosa edad de seis o siete años, cada que me hablaban de ello, me imaginaba el purgatorio como un lugar grandote, muy grandote, donde había paredes tan grandes que no se alcanzaba a ver el techo (supongo que no tenía techo para dejar entrar toda esa luz que había), y muchas filas con lavaderos anchos y gruesos. En esos lavaderos cada una de las almas lava una tela también grandota, como sábanas pero más grandes todavía, y esas telas eran el alma de cada uno, unas con manchas más chiquitas y otras más grandotas, y ahí las tenían que lavar por largo tiempo hasta que se limpiara toda esa mugre de la tela, vamos pues, esas manchas eran los pecadotes y no te salías del purgatorio para ir derechito al Cielo hasta que no lavaras bien tus cochinadas.



Esas telas tenían que estar bien limpias porque cuando salieras, serían tu única prenda a vestir, y si los inspectores de limpieza que había a la entrada del cielo le veían siquiera un puntito menos blanco, te retachaban.



Por algún extraño motivo el jabón con que se lavaba era jabón Zote, supongo que me lo imaginaba así porque cada que veía a mi mamá lavar con ese jabón el agua se ponía bien blanca y la ropa también.



Mis hermanos y yo por lo regular éramos bien latosos a la hora de preguntarle a mi mamá cosas del tipo de “¿cómo es el purgatorio?”, “¿cómo es el paraíso?”, “¿dónde está el infierno?” “¿porqué el diablo es rojo y tiene cola y cuernos?”, “¿un toro es un pariente lejano del diablo?”… bueno, esa última me surgió en realidad hasta ahorita.



El chiste es que ella, con la paciencia que le caracterizaba, medio nos explicaba las cosas, pero obviamente nunca de manera TAN lógica, he ahí el detalle de porqué tengo ideas o sueños tan pachecos muy de vez en cuando, gracias a la imaginación de mi santa madre. Y también, le hicimos prometernos que si ella llegaba a morir, regresara de alguna forma para que nos chismeara cómo es el mentado purgatorio… hasta ahora no ha regresado para decirnos y creo que es mejor así porque me daría chorro de miedo, ¡ay amacita!



Pero para qué esperar a morirse para investigarlo, si se supone que la entrada al Purgatorio está en Italia.


Ha de hacer mucho calor ahí.





Por otro lado, está el Limbo, que si lo buscan en el tumbaburros, lo encontrarán primeramente como “borde” (puede ser el borde de una presa, el borde de una falda, o el borde de la muerte, muajaja), pero, como no estamos hablando de prendas ni de otras cosas, hablaremos (bueno, nomás yo) del limbo ese donde dicen que van las almas de los niños que no fueron bautizados.



“¿Dónde estará el limbo?” también nos preguntábamos mis hermanos y yo.



Unos dicen que es una parte del paraíso, en un lugar apartadito donde no está feo pero tampoco pueden llegar al Edén.



Otros dicen que está en algún lugar del infierno. Por ejemplo, los separos de la la Policía, donde si llegas porque te encontraron fajando con tu novia te dejan en una celda aparte de donde están todos los más lacras, en lo que pagan tu fianza o cumples unas horitas de hambre y pestilencia en lo que sales. Ahí te quedas hasta que las oraciones de los aún vivos te ayudan a salir (en el limbo, en la cárcel las oraciones no sirven) pero, en el peor de los casos está la opinión que asegura que del limbo nunca se sale, que las almas tienen la esperanza de salir un día pero ¡tomen changos su babana! no salen.



Incluso, hace muchos años escuché decir a un señor, que el limbo o purgatorio no son más que la tumba donde te entierran, que ese es tu castigo por ser un ingrato pérfido… pobrecito de Don Joaquín Pardavé.



Pero así como pasaba con la del Chapulín Colorado, no contábamos tampoco con la astucia de la Iglesia Católica Apostólica Romana (nomás les falta el S.A. de C.V.) quien apenas hace poco declaró que tras exhaustivas investigaciones (ajá) hicieron el magnífico descubrimiento de que el Limbo no existe. Ay ay.



Mi hermana y yo ya sabíamos eso, desde hace mucho que buscábamos líneas aéreas que fueran al Limbo y como absolutamente ninguna tenía ese destino, ni siquiera el autobús guajolotero de la Flecha Amarilla, resumimos que no existía el Limbo… y nos nos llevamos los créditos, mocos.



Pero, ultimadasmadresmente, ¿quién puede asegurar algo que a ciencia cierta no está comprobado? Pero esto no es algo nuevo, como siempre, queda a criterio, o mejor dicho, no a criterio, sino a fe de cada quien.



Yo creo que algún día, por la vida o por quien sea, vamos a recibir nuestras cachetadas guajoloteras por tanto puerquerío que estamos haciendo, pero soy una soñadora optimista que también piensa que después de eso vamos a reencarnar en un espacio alterno donde tengamos como vecino/a a nuestra media naranja o a nuestra mascota que tanto quisimos, ah huevo… bueno, todos menos Hitler, ni Bush ni el Peje.



¿Ustedes comitas y admiradores, creen que haya algo más allá de nuestra muerte y de nuestros impúdicos actos, o que sólo somos materia que no se crea ni se destruye sólo se transforma (pero sin eso que llamamos alma pues), como los Danups?



Oyes Romina ¿y para qué nos dices algo que ya sabemos?... Pues nomás, pa que me preguntaran.



Notas quesque curiosas: Mientras escribía esta cosa, se formó en el cielo un león y una víbora, luego, una paloma estaba azotando contra la ventana junto a mi escritorio y después, se formó de nuevo en el cielo, un avión… ¿o era un pájaro?... no, creo que era mi imaginación.



Cáigale, digo, cáigole.

Filosofadas baratas y otras cosas

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Chale... ¿dos mugrosos posts en marzo y uno en abril? sí que soy una reverenda madre desnaturalizada, una... una... bueno, una.

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Platicaba con un par de compañeros del trabajo con los que usualmente salgo a comer, y nos pusimos a filosofar bien locos (cosa rara en mí), tan así que parecía que nos habíamos fumado unos cigarros de lechuga.

Primero, hablábamos de las fotos de desnudos. Si ustedes han podido apreciar, la mayoría de las fotos de desnudos (artísticamente hablando, no de esas de la revista del conejito) no emplean a chicas súper buenérrimas o chavos de gimnasio, sino gente común y corriente, la calidad en una foto de ese tipo es la toma en sí, no el mono... pero esa no fue la filosofada que nos echamos, sino que saqué a flote algo que desde que era una pequeñuela (no hace mucho claro) me preguntaba: "si nosotros vemos extraños a los extraterrestres de las películas ¿cómo nos verán ellos a nosotros?" esto en el supuesto de que existan y nos vean. Y es que, véanlo desde este punto, nosotros nos vemos como algo ordinario puesto que a diario vemos a cientos semejantes a nosotros, por lo tanto, no nos vemos lo extraño por ningún lado, a menos claro que veamos a un clon de George Clooney pues muchas sí nos pondríamos como babosas viendo a una especie extraordinaria... pero volviendo al punto, es que si alguien o algo completamente distinto a nosotros nos viera pensaría que estamos bien pinches raros y con formas bien mamonas.

Vea usted:

Y dejémonos de que el espécimen en cuestión esté bonito o no en su planeta, sino que, analícelo, nuestro cuerpo es tan perfecto que casi podemos hacer cualquier cosa, yo diría que nomás nos faltaron alas para volar, pero bien dice el dicho que "Dios no les dio alas a los alacranes", pero dentro de su perfección nuestro cuerpo está medio mamón, partes y partes que lo componen, extremidades y extremidades de las extremidades por así decirlo (pos los dedos ¿qué no?) Insisto, dibujo re bonito.

¿Porqué no evolucionamos de otra forma? mmmm... podría ser sin huesos para no quebrarnos, por ejemplo.Así, de paso, los amigos imaginarios de la mansión Foster ya no serían, en efecto, imaginarios.

Y eso nomás por afuerita, porque por dentro somos todo un licuado, pero si hablamos de licuados, son piores los mentales me cae... ándele, como este que me estoy haciendo ahorita.

~ ~

Otra de nuestras filosofadas que nos aventamos fue el porqué la gallina cruzó la carretera, pero en eso nos dimos cuenta que nos estábamos comiendo unas deliciosas enchiladas con pollo y pensamos que sería injusto concluir que fue por suicidio o algo similar, así que decidimos comer y no pensar.

***

Aprovechando aquello de las fotos encueros, supe que vendrá Spencer Tunick a tomar al Zócalo más de sus famosas fotos de desnudos, qué chido, yo sólo espero por bien de los y las participantes que en la pose hincada no les vayan a echar flatulencias o les vayan a estar viendo el ass-teristo, y espero también, que asista un montón de gente, chorrocientosmil.




Cáigole.