Señoras y señores, damas y caballeros, comadritas y compitos (je), me alegra mucho el decirles que me he convertido en una Santa, y por lo tanto podré interceder por ustedes en el cielo, bola de pecadores.
Sí, así como ustedes lo acaban de leer, ya me pueden llamar Santa Romina, Santa Alma o como les pegue la gana, siempre y cuando se refieran a mí con alabanzas, por favor.
¿Saben por qué? Pues porque en este mundo corrompido y materialista ya nadie quiere ayudar al prójimo, de cualquier favor quieren remuneración; pero ¿adivinen qué? YO SI TRABAJO POR AMOR AL ARTE, y no es que sea teibolera, jo.
Bueno, la neta no, no trabajo por amor al arte, administrar una empresa de más de 100 empleados no es arte, es una tortura... ja! otra vez me los vacilé, no son más de 100... de hecho, mm... nomás somos 2 aparte de los jefes explotadores extranjeros, pero aún así es una tortura cuando no se otorgan las facilidades para llevar la chamba como es correcto, y sobre todo, cuando al final de la quincena te dicen que no completaron los millones de dólares que necesitan para pagarte (esto de los millones de usd es cierto, nada más no sean convenencieros).
Así que ya puedo, tal vez no ser una Santa, pero sí una Mártir, uy, compadézcanme y miren mi cara de angustia y mi exhaustiva manera de trabajar; si quieren, si no, pues no. Cáiganle.

Ya me fui.