Mientras pase el tiempo más supuestos saldrán al aire, primero que no era simple influenza sino que era una mutación de la influenza con ADN de cerdos y aves, y ahora, hasta hay rumores de alguien que le dijo a alguien que no es influenza sino que es una mutación del virus del Nilo, lo cierto es que sea lo que sea la OMS, como ya todos sabemos, lo pasó a la fase 6 que ya es catalogada como pandemia.
Pero no es eso sobre lo que quiero escribir, porque de esa (des)información ya nos bombardearon bastante, lo que quiero escribir sin ánimos de ser pretenciosa -quizá lo sea- es sobre lo que también ya mucho se habla y hay detrás de todo esto.
Yo como millones más no puedo afirmar si el virus es real o no, que por conveniencia de todos ojalá no lo fuera como muchos dicen. Yo, por si acaso, me sigo poniendo el cubrebocas que ya nos obligaron en la empresa, y es que el miedo no anda en burro aunque los resortes ya estén a punto de mocharme las orejas.
Muchos otros argumentan que no puede ser real porque no se ha entrevistado a un enfermo o a un familiar, simple quizá, pues porque tanto enfermos como familiares del enfermo deben ser puestos en cuarentena. Pero bueno, de eso tampoco quiero hablar.
Suponiendo que sí sea real, es un hecho que al gobierno le ha venido como anillo al dedo que este virus apareciera tan repentinamente mientras ellos aprueban las leyes de la Policía Federal y para la posesión de dosis mínimas de drogas.
Acerca de la ley de posesión de drogas en dosis mínimas, concuerdo con muchas personas, de que si se controla de la manera correcta, esto a la larga evitará muchos de los actos violentos que se han hecho en los últimos tiempos a causa de peleas territoriales de narcotraficantes, con esta ley debería -o eso se supone- estar controlada tanto la distribución como el consumo de drogas y por ende, habría menos violencia.
La gente no se va hacer más drogadicta, los consumidores existen con legalización o no, esto es una realidad y también parte de un tabú tan grande como México mismo.
Hace varias semanas la profesora de Mercadotecnia nos dijo que las grandes fallas de los mercadólogos mexicanos es que quieren implementar un marketing igual al de Estados Unidos o al de Europa, y su falla radica no en que los métodos de marketing sean malos por sí mismos, sino que las personas del país (México) donde se está implementando no tienen la manera de pensar y de REACCIONAR de los ciudadanos europeos o norteamericanos, pues todo debe de ser estratégicamente implementado para la gente a la que se quiere llegar.
Esto me lleva a pensar en este caso, que son LEYES ADECUADAS APROBADAS EN UN PAÍS INADECUADO, simple y sencillamente los mexicanos, tanto gobernantes como civiles, no estamos preparados ni mental ni culturalmente para leyes de este tipo, vamos pues, tenemos una idiosincrasia muy pero muy por debajo de países europeos que desde hace años tienen legalmente el consumo de algunas drogas y también muy por debajo para tener un cuerpo policiaco que pretenda parecerse al de los países de primer mundo.
No me malinterpreten, no soy malinchista y estoy convencida de que en México hay personas con ideas de mucha calidad, simplemente digo que nuestra cultura -como ciudadanos no como historia- aún no ha avanzado tanto, nuestra sociedad no tiene la amplitud de criterio para admitir que debemos dejar de poseer esa doble moralidad que nos mantiene permanentemente en el hoyo.
Si, es enormemente malo que "la droga llegue a nuestros hijos" pero desafortunadamente preferimos que en las ciudades de mayor presencia de narcotraficantes sigan apareciendo muertos y decapitados y nos quejamos porque nadie hace nada, pero tampoco podemos ver a un marihuano que no le hace daño a nadie y lo repudiamos por el simple hecho de que consume una droga.
Yo en realidad, prefiero que haya consumidores controlados de drogas que la tienen a la mano y que lo hacen por decisión propia, que ver que maten a mi hijo, a mi hermano o a mi amiga en una balacera callejera de narcotraficantes que se pelean la distribución ilegal de la droga.
Si los medicamentos para el imsomnio no estuvieran legalizados y controlados también pelerían por su distribución.
Pero desafortunadamente en México, independientemente de que una ley establecida sea efectiva o no, la manera de pensar y de ACTUAR cotidiano aún no está regido por una cultura mental efectiva.
Un país pobre enfrenta más corrupción, y México definitivamente no es una potencia económica, y esta corrupción junto con la manera equívoca de pensar de gobernantes y de ciudadanos, conllevará a que cualquier ley por muy buena que sea se malverse y se busquen esos puntos flacos para delinquir con ellas.
Eso señores no es culpa de la ley misma sino de la carencia de consciencia de los millones que la ejercen de la manera equivocada o que la usan como instrumento para ganar lo que en un trabajo honesto no ganarán.
Y si las leyes ya están aprobadas, lo mejor que podemos hacer es dejar de tener una manera de pensar obtusa y procurar el crecimiento de nuestro criterio, educar y concientizar a nuestros hijos, a nuestros amigos -si es necesario- y a nosotros mismos.
Desafortunadamente, tendremos que esperar también que se cree un buen criterio en los gobernantes, pero esto es de todos, por que nada ganaremos quejándonos si nosotros mismos seguimos actuando mochamente. Una pirámide comienza desde la base.
Que si el problema no son las leyes aprobadas sino la situación económica actual, bueno, quizá sea hora de que aprendamos nuevos oficios, enseñarnos a nosotros mismos a pescar en lugar de quejarnos porque no nos ponen en bandeja de plata nuestros pescados.
Para todo problema la mejor manera de enfrentarlo es educarnos, ampliar nuestro criterio y buscar soluciones, que en verdad, siempre, pero siempre las hay, si no ¿de qué sirve que seamos seres pensantes? la raza humana se ha caracterizado por sobrevivir y adaptarse al ambiente, eso no quiere decir que actuemos como borregos, eso quiere decir que debemos aprender a evolucionar.
De lo contrario, en un corto tiempo volverá a aparecer otro virus, que puede ser cortina de humo como lo fue un día el chupacabras, o puede ser uno real desencadenado por nuestra propia estupidez que acaba con nuestros recursos vitales y sociales.
Alma Elisa.